La historia de este vehículo comienza a mediados de los ‘70, cuando Christian Léotard colabora con al carrocero Tissier en la realización a partir de un Citroën DS de un vehículo con plataforma que permite transportar un automóvil y sus pasajeros. Tissier convenció a Léotard de que un coche no tiene por que tener sólo 4 ruedas. En 1.978 tras colaborar con Rover en el desarrollo de un Range Rover 6×6 vuelve a Francia con una idea revolucionaria, funda la empresa ADPL (Application Des Procédés Léotard) y en unos pocos meses tiene listo el Renault 5 6×6.
La transmisión, patente de Léotard, combinaba piezas de Sinpar (preparador especializado en Renault) con un sistema hidrostático similar al empleado en maquinaria de construcción. Además se sustituyeron los tambores de los ejes traseros por discos. Todo ello mejoraba, según Léotard, un 70% el comportamiento y un 33% la frenada y con unas ruedas adecuadas dotaba al vehículo de unas cualidades off-road excelentes. El bloque del Renault 5 TS de 1.300 c.c. también fue mejorado y a pesar del aumento de peso y sección frontal, el fabricante anunciaba una velocidad punta de 160km/h para el Renault 5 6×6.
La carrocería se construía a partir de dos Renault 5 y una vez soldada era reforzada con dos tubos de sección cuadrada soldados a los bajos del coche que actuaban a modo de largueros y con una serie de tubos cuadrados repartidos por el interior que garantizaban al conjunto la rigidez necesaria. Respecto al R5 normal el peso aumentaba más de 100kg y se situaba en 980kg, mientras que su longitud crecía hasta los 4,21m. Estas nuevas dimensiones se traducían en un gran volumen útil de 2,4m³ que le permitían transportar 700 kg.
El Renault 5 6×6 en el Dakar
Christian Leotard construyó el Renault 5 6×6 con el objetivo de que la administración (policía, emergencias, bomberos, etc) se convirtiese en su principal cliente. Para llamar su atención y demostrar la posibilidades de su invento se inscribió con uno de ellos, con Francis Dumortier como copiloto, en el París-Dakar de 1.980. Equipado con una linea de escape en el techo similar a la del Renault 4 de los Marreau, llegó a rodar a 180 km/h por el desierto. Diversos problemas mecánicos les obligaron a abandonar.
Tras la prueba el coche fue restaurado y destinado al museo del automóvil de Mougins (cerca de Cannes, Fr). Allí permaneció expuesto a la intemperie durante más de 20 años. Fue presa del óxido y la corrosión, sobre todo en la zona del techo, y la humedad deterioró en gran medida los interiores. Las últimas noticias que se tienen del Renault 5 6×6 con el dorsal Nº210 es que fue trasladado a uno de los almacenes del museo.
Los otros Renault 5 de Léotard
No se sabe con certeza cuantos Renault 5 adaptó Léotard, lo que sí está claro es que han sobrevivido muy pocos. Además de la versión 6×6 con frenos de disco en todas las ruedas, también se realizaron modificaciones más sencillas con tranmisiones 2×6 y 4×6 que conservaban tambores en los ejes traseros. También realizó transformaciones sobre el Renault 5 Alpine. Éstas venían a costar unos 6.000€ de la época y anunciaban una velocidad máxima de 165 km/h y no contaban con techo sobreelevado.
Una de las más famosas transformaciones fue la realizada con la base de un Renault 5 Turbo2, equipada con dos motores, uno delantero y otro trasero, y con dos palancas de cambio. Este ejemplar único fue destruido por un incendio en 2.003.
