Historia de los MicroCoches

En la Europa de los años posteriores a la II Guerra Mundial el coche se convirtió en un privilegio que sólo estaba al alcance de unos pocos. Según avanzaban los años, la lenta recuperación hizo que el poder adquisitivo de la clase media fuese aumentando pero no lo suficiente como para poder adquirir un vehículo mayor que una motocicleta. Los fabricantes tuvieron que adaptarse a esta situación y se vieron obligados a lanzar microcoches, pequeños vehículos normalmente biplaza, a medio camino entre un coche y una moto, impulsados por un motor de muy baja cilindrada y que no superaban los tres metros de largo.

BMW Isetta
BMW Isetta

Este tipo de vehículos tendían a incorporar soluciones innovadoras montadas en carrocerías de formas curiosas y se extendieron rápidamente por todo el continente. En Alemania fueron famosos el BMW Isetta, los Messerschmitt y el Goggomobil.  En Francia  Rovin y Ligier fueron los fabricantes de referencia y en Italia el Vespa 400 fue el más extendido. En España durante la posguerra se registró una explosión de fabricantes de microcoches, con más de 40 marcas diferentes, que en su mayor parte produjeron pequeñas series. El microcoche español por excelencia fue el Biscuter Voisin fabricado por Autonacional, aunque también fueron famosos los David, los Kapi y los Glas Goggomobil, estos últimos fabricados bajo licencia en Mungia (Bizkaia). Con el resurgimiento económico llegó el fin de estos simpáticos vehículos, que fueron apartados del mercado por los pequeños utilitarios como el FIAT 500, Austin Mini, SEAT 600 o vehículos económicos como el Citroën 2CV.

Biscuter Voisin
Biscuter Voisin

Francia fue la excepción y, a pesar de la fuerte implantación del 2CV, los microcoches continuaron gozando de cierta popularidad. Hasta su resurgimiento con la llegada del MCC Smart a finales de los ’90, sólo un puñado de fabricantes galos entre los que destacaban Aixam y Ligier continuaron ensamblando este tipo de vehículos. Un cambio del reglamento de tráfico en 1.997 permitió la vuelta de estos vehículos categorizados como cuadriciclos ligeros al mercado español. Sus restricciones de cilindrada (49 c.c.), velocidad máxima (45 km/h) y de circulación (no permitidos en autopista ni autovía) han limitado la expansión de los comunmente denominados coches sin carnet.

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